MIS MONTAÑAS 5

EL COLLADO JERMOSO, LA ARQUITECTURA GEOLÓGICA DE LOS PICOS DE EUROPA


El alpinismo o montañismo, entendido en sentido amplio, ha sido desde sus orígenes parte del conocimiento y descubrimiento del patrimonio geológico de las montañas del mundo. Si nos centramos en los Picos de Europa, puede dudarse si fue la curiosidad científica la que llevó a los geólogos a las cimas o la curiosidad montañera la que hizo que se interesasen por los aspectos geológicos de las cumbres a las que ascendían. 



Ejemplo destacado de ello es Casiano de Prado (1797-1866), quien en 1856 logra ascender a la cima del Llambrión, 


Unas décadas más adelante nace la figura más importante de esta dualidad de montañero y geólogo. Se trata de Gustavo Schulze (1881-1965). Sus trabajos geológicos son impresionantes por su detalle y rigor científico, aunque nunca lo plasmase en una obra escrita. Los conocemos por sus magníficos cuadernos de campo publicados en 2006 por la geóloga y Montañera Elisa Villa Otero. Alpinista y experto escalador, Schulze asciende a numerosas cimas de los Picos de Europa, casi siempre en solitario. Nos deja dos grandes ascensiones para la historia del alpinismo, ambas en 1906, ambas segundas ascensiones, pues desconocía que se hubiesen ascendido anteriormente, y ambas por rutas nuevas y difíciles. La primera es la ascensión a la Torre del Tiro Tirso, por la cara sur y descenso por el espolón O. La segunda al Naranjo de Bulnes, por la cara norte, donde utiliza por primera vez en España la técnica del rappel para descender con cuerda por la cara sur. De esta segunda ascensión si conoció a los primeros en subir, Pedro Pidal y Gregorio Pérez, “el Cainejo”, pero no a los de la primera al Tiro Tirso, pues no fue hasta 2010 en que conocemos una escalada anterior, de John Ormsby y Eusebio Díez Pesquera en 1872, gracias a la investigación histórica publicada por Elisa Villa y Jesús Longo en Peñalara, https://www.xuliocs.com/PDF/elisviajpics.pdf, , versión recogida en primera persona por Alfredo Íñiguez, http://cimbfred.blogspot.com/2011/01/una-primera-ignorada-la-ascension-de.html?m=0 y en el artículo de los tres, https://www.alpinejournal.org.uk/Contents/Contents_2012_files/AJ%202012%20258-265%20Iniguez%20et%20al%20Picos.pdf, pero que esta misma autora, en otra investigación, https://www.xuliocs.com/PDF/elisa-villa-ascensiones-casiano-prado-ormsby-picos.pdf, rebate esa escalada y vuelve a dar a Schulze la primera al Tiro Tirso, con un relato de su impresionante subida y descenso en solitario, en https://www.xuliocs.com/PDF/elisa-villa-penalara-descenso-schulze.pdf

Por si queréis leer los artículos de esta investigadora, geóloga y montañera, https://www.xuliocs.com/elisvillres.html

A Casiano del Prado se le dedicó la cumbre hermana del Llambrión, situada al sur de dicha cima y con una altura de 2613m. Schulze no tiene cumbre, pero Elisa Villa tiene gestionada ante el Instituto Geográfico Nacional, Parque Nacional de los Picos de Europa y demás instituciones competentes la solicitud de adjudicar el nombre de Torre Schulze a una cima situada entre la Torre del Tiro Tirso y la Torre Blanca, con una altitud de 2638m y conocida como Torre sin nombre.

En 2010 el Instituto Geológico y Minero de España publica una Guía Geológica del Parque Nacional de los Picos de Europa, coordinada por la citada Elisa Villa, y que tiene uno de los capítulos dedicados al Collado Jermoso, en un magnífico itinerario geológico ilustrado con fotografías y croquis muy didácticos. El Collado Jermoso nos aproxima, como dice el subtítulo del itinerario, a la arquitectura geológica de los Picos de Europa.












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EL REFUGIO DEL COLLADO JERMOSO

Si hay un lugar idílico y majestuoso en Picos de Europa, éste es el collado Jermoso. Situado en tierras valdeonas, en el límite occidental del Macizo Central. Colgado a más de dos mil metros de altitud sobre el valle del Cares y enfrentado a la majestuosidad de la Torre Santa, el collado está arropado por la mole del Llambrión. Desde el valle parece imposible llegar hasta allí. La proximidad del mar Cantábrico hace que tenga el clima característico de los Picos de Europa, con abundantes períodos de buen tiempo cortados radicalmente por inesperadas e intensas tormentas. La altitud hace que pueda nevar incluso en los meses de verano y son muy frecuentes las intensas nieblas, conocidas en la zona como "encainada", que pueden durar incluso días. El collado Jermoso tiene a su favor una orientación privilegiada. Los atardeceres, con el sol desapareciendo detrás de la Torre Santa son uno de los mejores espectáculos naturales que podamos observar, y quien ha sido testigo de uno de ellos nunca lo olvida.

Hace unos años, la revista GRANDES ESPACIOS publicó un especial sobre el Collado Jermoso. Tenéis un pdf del artículo en 

http://roble.pntic.mec.es/ctorio/ColladoJermoso-Cristino_Torio_GRANDESESPACIOS.pdf




He tenido la suerte de conocer a todos los guardas del refugio, desde el primero, Quico Casado, pasando por Guillermo Roldán, Luis Casal, Adolfo Cuétara y el actual Pablo Sedano. Tenéis fotos de ellos y alguna más en el álbum https://www.facebook.com/media/set/?set=a.1961890137362985&type=3







La situación estratégica del collado dio a pie a Diego Mella Alfageme, primer presidente de la Federación Leonesa de Montañismo, a pensar en construir en este punto un refugio, después de pasar por allí en 1930 camino del Llambrión. El lugar lo tenía todo a su favor: una pradera siempre verde, agua y protección del viento y de los aludes. Mella contó sus planes a Julián Delgado Úbeda, arquitecto y presidente de la Unión de Sociedades Españolas de Alpinismo, embrión de la futura FEM, quien desde acogió la idea con entusiasmo. Finalmente, durante el Campamento Nacional celebrado en Cordiñanes en 1935 y organizado por el Club Peñalba (sociedad filial de la RSEA Peñalara de Madrid) se decidió emprender la construcción del refugio. 

Todo estaba listo para iniciar las obras en el verano de 1936. El proyecto estaba redactado con todo detalle; la dirección de obra se había contratado a un portugués que ya había trabajado con Delgado, y del transporte de los materiales se ocuparían los vecinos más necesitados del valle que acarrearían vigas, cemento y ladrillos desde el puerto de Pandetrave por la vega de Liordes… solo faltaba el dinero. Las Sociedades Peñalara y Peñalba contribuyeron con 1.500 pesetas cada una e inician acciones dirigidas a conseguir fondos, como la edición de sellos conmemorativos. El Ayuntamiento de Valdeón colabora con una magra cantidad: 100 pesetas. Con lo que se reúne se decide levantar las paredes y la cubierta y dejar el resto para el año próximo. Pero la Guerra Civil trunca de raíz el proyecto.

En el verano de 1940 vuelven otra vez manos a la obra, con la misma ilusión inicial. Francisco Casado es el contratista, Liborio Liébana, de Pedrosa, el carpintero y Daniel Abascal el encargado del transporte. Pero es al año siguiente cuando la construcción adquiere un ritmo considerable. La piedra utilizada para los muros es arrancada de las proximidades del refugio, como vigas se se emplean los raíles de las minas de la Vega de Liordes, ya abandonadas. Entre 1941 y 1942 los vecinos del valle, sobre todo cainejos, transportaron 25 toneladas de cemento, pizarra, yeso, ladrillos, madera... Algunos hacían dos y tres viajes al día cargando entre 35 y 40 kilos en cada uno de ellos. El salario era de un real (0,25 pesetas, menos de 1 céntimo de euro) por kilogramo y se cobraba por medio de un vale, canjeable la mayor parte de las veces por harina.

Se construye un edificio rectangular de 12 metros de largo, elevado sobre el suelo dejando un sótano para aislarlo de la humedad, y tejado de pizarra sobre madera que dejaba un desván sobre las dos habitaciones (cocina-comedor y dormitorio).

El 22 de agosto de 1942 tuvo lugar la inauguración oficial, aunque la extraoficial ya la habían hecho un grupo de montañeros del club Peñalba que se encontraban en el refugio dando los últimos retoques. Malentendidos o intereses particulares entre Abascal y Casado y Delgado Úbeda hacen que el uso del refugio no se pueda hacer efectivo hasta 1944, tras construir el anexo al refugio para guardería y el amueblado interior, donde se instalan dos cocinas guarnecidas, dos mesas de madera maciza y seis taburetes y se acondicionan dos literas de cama corrida en el dormitorio, lo que da una capacidad para una docena de montañeros. El refugio consta de una cocina-comedor, un dormitorio y el edificio anexo de la guardería. A finales de este año se nombra guarda del refugio a Francisco Casado “Quico”, quien atiende en estos primeros años en compañía de su hermana Benita, con un contrato que les obliga a mantener la cocina y una cantina.

Las extremas condiciones climatológicas del entorno hacen que el refugio se deteriore rápidamente. En 1968 Mella solicita a la FEM la ampliación del refugio y construcción una habitación contigua que aumente el número de plazas, y la rehabilitación del tejado y arreglo de paredes y ventanas. En 1969 y 1970 lucha para encontrar el dinero que permita la reparación, pero el dinero no llega nunca y Diego Mella ve deteriorarse el refugio por el que tanto luchó. Se despide de su querido refugio en agosto de 1971 y meses después moriría, a los 69 años. Un monolito, levantado cerca del refugio le recuerda. 

Le sucede al frente de la Federación Leonesa de Montañismo Alberto Valderrama, quien tampoco consigue el dinero para la restauración, y es por fin el siguiente Presidente de la Federación Leonesa, Joaquín Cano, quien implica a distintas instituciones provinciales y nacionales y consigue el añorado presupuesto. Durante los veranos de 1974 y 1975 se organizan desde la Federación excursiones de montañeros que portean hasta el refugio el material necesario, largos tableros para el tejado, pizarra, cemento, yeso, cinchas de plomo... y a mediados de julio de 1976 se hicieron las obras de restauración. Trabajaron dos pizarristas gallegos que estaban haciendo la mili en León y que una vez en Collado Jermoso juraron solemnemente no volver más a ese lugar, teniendo a Quico Casado como contratista y como pinches a Isidoro Rodríguez, Cristino Torío y Antonio Torío. 

En 1979, la Federación Leonesa de Montañismo puso al refugio el nombre de su impulsor Diego Mella.

Quico Casado sigue con la guardería durante los años siguientes, aunque nunca estaba de forma permanente en el refugio. El 28 de septiembre de 1975 la FEM le entrega la placa de “Amigos de la Montaña” en su casa de Santa Marina de Valdeón por su dedicación al refugio. Aunque seguía siendo el guarda oficial, su edad y estado de salud le impedía subir al refugio en los últimos años, y en 1984 le sustituye un entrañable guarda, Guillermo Roldán, montañero madrileño que reside ya en el refugio una buena parte del año y colabora en el mantenimiento diario del mismo, dándole un carácter más acogedor.

A “Guille” le sustituyen en 1986 Ramiro Soto y los hermanos Luis y Miguel Casal Couce, montañeros gallegos que mueren en accidente de tráfico en abril de 1990 en un viaje a León desde el Collado Jermoso.

En 1991 comienza una nueva etapa en la vida del refugio, con la llegada a la guardería del también gallego Adolfo Cuétara Yáñez, quien hace del refugio su modo de vida y se implica en la restauración del mismo, que ya necesitaba un nuevo impulso. Adolfo plantea un ambicioso proyecto que contemplaba el cambio del tejado, impermeabilización de la terraza, cierre del porche, acondicionamiento de los sótanos, escalera de acceso al desván que se habilita como dormitorio para ampliar la capacidad a 27 plazas, colocación de un sistema de energía solar que permita disponer de luz eléctrica, sistema de bombeo de agua desde la fuente y una amplia remodelación del edificio del guarda, que, al fin y al cabo era su vivienda y no se había tocado desde 1944. La descoordinación, cuando no oposición de las administraciones, unas de rango estatal como el Parque Nacional y otras de rango autonómico como el Parque Regional y las consejerías de Medio Ambiente, Turismo y Deportes que nunca se ponían de acuerdo y la escasa colaboración desde la Federación de Montaña de Castilla y León, dificultaron la realización de las obras, que, a pesar de todo se fueron realizando en distintas etapas.

A finales de 2007 Adolfo deja la guardería y se hace cargo de la misma desde 2008 el asturiano Pablo Sedano Galán, quien sigue con la difícil labor de restauración, ampliando el edificio de guardería y mejorando las condiciones de habitabilidad del refugio que consigue tener agua, servicios higiénicos, luz eléctrica y mantener un servicio de cocina y cantina acordes con lo que de un refugio de alta montaña se debe esperar.




















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LLAMBRIÓN Y EL COLLADO JERMOSO

El Llambrión es la cima más alta que está íntegramente en territorio leonés. Superada en dos metros por su vecino Torrecerredo, límite entre Asturias y León y máxima altura de León (los mapas oficiales dan 2647 y 2649 metros respectivamente).

La primera ascensión a la cumbre la realiza Casiano de Prado (1797-1866), quien en 1853, mal guiado por un vecino de Portilla de la Reina, subió a la Torre de Salinas pensando ascender a la cumbre más alta de los Picos de Europa. Le acompañan los geólogos franceses Verneuil y Lorière. A la vista de su equivocación, lo intenta de nuevo en 1856, a la ya elevada edad, para entonces, de 59 años. En una amplia expedición guiada por Eusebio Díez Pesquera, de Santa Marina de Valdeón, logra ascender a la cima del Llambrión, medir su altura y comprobar que su vecino, el Torrecerredo, era dos metros más alto. Dice Casiano de Prado de esta ascensión “En rigor, no había subido a lo más alto, que era a lo que yo aspiraba; pero no por eso creía yo frustrada mi expedición. Y aun cuando la geología no tuviese ningún atractivo para mi y al encaramarme a aquéllas cumbres no llevase otro objeto que contemplar el magnífico panorama que se ofrecía a mi vista, ¿pudiera no contar aquellas horas entre las más gratas de mi vida?. Pero no, por más que desde mis más tiernos años tuviese gran afición a subir los montes, sin otro objeto que recrear la vista y hacer, acaso, pruebas de mis fuerzas y robustez, otros eran los móviles que ahora me dirigían: estudiar unos terrenos cuya constitución física y geológica era desconocida, y verme en ocasión de ser en algún modo útil a la ciencia que reveló al mundo en nuestra edad tantos hechos asombrosos, que es hoy día objeto de la particular atención de todos los Gobiernos, y a cuyo culto dedican tantos hombres esclarecidos sus desvelos y fatigas, derramados por todos los ámbitos de la tierra. Pero no es ahora otro mi objeto que destruir la prevención con que se miran los viajes y correrías por nuestras bellas montañas y el desvío con que acaso se mira su estudio” 

El Llambrión no puede entenderse sin el entorno del Collado Jermoso, cuyo refugio se encuentra bajo las llambrias de esta montaña. Curiosamente la primera vez que intenté su cima fue desde el lado cántabro. Desde Cabaña Verónica, por la Collada Blanca llegamos al Tiro Callejo, pero no conocíamos la ruta y subimos hacia la derecha y accedimos a la Torre de Las Llastrias, de 2603m, pero no era la más alta. La primera subida la hice por el largo lomo que separa León de Cantabria, pasando por el Madejuno, Tiro Llago, Torre Blanca, Torre sin nombre, Tiro Tirso y, por fin, Llambrión. Luego he subido también por las otras vertientes y, por supuesto, desde el Collado Jermoso.

Pasé muchas semanas en el refugio, en la época que el guarda estaba en Santa Marina de Valdeón y en la época de Guillermo Roldán. Participé activamente en la primera reparación de refugio entre 1974 y 1976.

En siguientes capítulos os pondré más cosas sobre la historia y el entorno de este singular refugio y de esta gran montaña.











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EL FONTÚN


Si el Yordas fue mi inicio montañero, el Fontún tiene que ver con mi iniciación a la escalada. En ello tiene mucho que ver la RENFE, pues el tren que salía de León a las 6:15 de la mañana y nos paraba en Villamanín una hora más tarde fue el medio de transporte que tuvimos en esos primeros años de ardientes escaladores. Traje de etiqueta con pantalón bávaro y medias altas, camisa de franela y bota dura.






Seguramente la popularidad del Pico Fontún viene dada por las actividades de los escaladores que desde finales de los años 60 han recorrido las paredes del valle. Los primeros en el tiempo fueron los montañeros de la OJE, que gracias a contar con un albergue en Villamanín pasan muchos días en el valle. La primera cita que se tiene es del año 1967 en que Javier Blanco y Rafael Pardo abren la pared de Pardo y Blanco, en el vecino valle de Millaró, con técnica artificial. Es en estos finales de los 60 y comienzos de los 70 cuando se produce la eclosión del alpinismo leonés. La zona del Fontún es el escenario de las actividades más interesantes y es aquí donde se gestaron muchos de los proyectos que cristalizaron más tarde en ascensiones y escaladas en todos los macizos españoles y salidas y expediciones a muchas montañas del mundo.

Un hecho fundamental tuvo lugar para que esto ocurriera, y fue la reunión de un grupo de escaladores, muy jóvenes aún, para fundar el Club Alpino Leonés en el año 1970.









De todo el macizo del Fontún sobresale, sin duda, la Pirámide y sobre ella un itinerario mágico sobre su cara S.O., comenzado en 1969 por Perico Ordás y Fernando Gutiérrez "Navarrico" y terminada por Raúl Martínez, José Manuel Miyares e Isidoro Rodríguez en 1971, y que tras tan larga gestación quedó bautizado como vía "El Niño. Fontún fue la escuela de escalada de mi generación, y en sus vías como La Escuela o la Universidad de Gelo aprendimos las técnicas de artificial y en sus paredes nos soñamos alpinistas y para la historia quedan los nombres de sus autores, entre los que podemos destacar, aparte de los ya citados a Nando Marné "Dañao", Fito Pérez "Cojoncio", Hernán LLanos "Nani", Víctor Manuel Torío "Manolino", Luisma Alonso, Miguel Ángel Ledesma "Gelo", Adelo Campos, Javi Martinez "Jamones" o César de Prado. En los últimos años han vuelto a abrirse grandes rutas, con un nombre que destaca en todas ellas, Borja Araque.













En la falda del Pico Fontún, en la base de la Pirámide, bajo la vía Nando 71 reposan las cenizas del Nin, Fernando Marné, quien nos dejó  un 5 de abril, va a hacer 10 años ya. Isidoro Rodríguez le recordaba en este obituario https://www.diariodeleon.es/articulo/deportes/en-el-adios-a-un-pionero/201104090400001169665.html

y aquí podéis recordar aquel triste día http://cristinotorio.blogspot.com/2011/04/hasta-siempre-nando.html



La situación del Pico Fontún entre las montañas más bellas de León no se podría entender sin los escaladores que en los años 70 hicieron de sus paredes santuario donde satisfacer ansias de aventura y libertad. De los que contestaron a la encuesta sobre las montañas más guapas de León, nos resumen su querencia el que fuera primer presidente del Club Alpino Leonés, Toño Lobo, y que pasara en estas paredes sus mejores momentos como escalador, quien afirma que "teniendo en cuenta que la belleza es subjetiva, he elegido el Fontún en primer lugar porque fue la primera cumbre que hice (con el Navarrico), porque allí viví momentos inolvidables con gente cojonuda, vi amanecer, vivaqueé, conocí un poco más al mastín leonés (aunque no tanto como Isidoro), vi como se enriscaban las cabras del pastor, y ¡que coño!, vi a Ezequiel con gorro de dormir ¿os parece poco?".

Es la cumbre que más veces he subido, 38, la primera con José Ignacio Rodríguez, un mes de marzo de 1971 con mucha nieve, y la última con mis amigas Monica Garcia y Charo Charules azules. Espero que haya más.