Media Maratón de León 2012

Segundo año que me da envidia de los miles de corredores que participan en la carrera. La rodilla no me dió tregua.
Gelo, uno de nuestros grandes ultrafondistas, colabora como globero.


Alex salió muy atrás y remontó muy bien, llegando en buen puesto.


Corrió con la foto de Rubi en el pecho.


Aquí le vemos con sus compañeros del colegio Quevedo.


El mejor de ellos fue Lucas.


Chamar logró un fabuloso 8º puesto en la carrera grande.

16 de marzo de 2012. Murió Rubi

Esta mañana se me murió la perra. La tenía desde 2001 y ya estaba algo mayor. La encontré hace 11 años cuando salía a correr por los alrededores del pueblo. Cuando me veía se venía conmigo. Yo pensaba que era de una majada que hay en la parte alta del pueblo y por donde yo pasaba corriendo camino del monte. Un día apareció alrededor de mi casa y se quedaba a dormir por fuera. Le abrí la puerta y se quedó hasta hoy. Grandona de tamaño pero de carácter afable, me acompañó durante 11 años- La voy a echar de menos.













Pico Polvoreda 11 de marzo de 2012

Hace tres semanas, cuando subimos a Peña Galicia, Alex me había preguntado por la montaña que se veía enfrente, entre la niebla, el Pico Polvoreda, y comentó cuanto le gustaría subirla. Aprovechando la salida que organizaba la Delegación Leonesa de Montaña por el valle del Marqués, nos apuntamos. Nos recogió el autobús en San Feliz, y nos dejó en Felmín, desde donde tuvimos que subir por la carretera por Tabanedo a Rodillazo. La única pega la gran cantidad de montañeros de toda la provincia que se habían citado aquí.
Pasamos por la vergüenza de la valla que impide el paso a la zona alta y en el Collado de Santiago nos desviamos hacia el Valle del Marqués.










Allí nos separamos y "solo" un centenar nos dirigimos a lo alto y el resto se fueron por el Valle hacia la cueva del Moruquil y la Forca de Vega.







Subimos por la arista norte, que estaba límpia de nieve. Llevamos piolet y crampones, pero no nos hicieron falta. Menos mal, porque, donde había nieve, estaba muy dura.















Al final, la llegada a la cima se vió empañada por toda la gente que había en ella y la que siguió llegando.






Buscamos un sitio resguardado para comer y tras las fotos de rigor








comenzamos el descenso hacia Villalfeide.








Algún nevero saca de la monotonía la bajada.






Un despiste siguiendo una línea de jitos muy marcada nos mete en un destrepe delicado, que nos deja directamente en la base de la peña.



Al final, en Villalfeide con la satisfacción de conseguir la segunda cima Alex y su primer dosmil.