Fuerteventura, los volcanes del viento (III)




Fuerteventura, a diferencia del resto de islas Canarias, tiene bien desarrolladas y visibles las tres fases del nacimiento de las islas, las rocas de la corteza oceánica que forman el basamento de la isla antes de comenzar el crecimiento volcánico, las rocas volcánicas fruto de las diversas erupciones que conformaron el relieve de la isla y los depósitos sedimentarios pliocenos y holocenos, aluviales, eólicos y marinos.

• Depósitos aluviales. Glacis, conos de deyección y ramblas, constituidos por materiales arrastrados por las aguas torrenciales desde el Complejo Basal y las diferentes series volcánicas. Son materiales con edades comprendidas entre el Pleistoceno inferior y el Holoceno.

• Depósitos eólicos (jables). Depósitos de arenas calcáreas de origen marino, transportadas por el viento desde las costas hacia el interior del territorio, que originan sistemas dunares o delgados recubrimientos sobre el sustrato. La formación de estos depósitos arenosos se ha producido en repetidas ocasiones desde el Plioceno hasta la actualidad. Playas y arenales son frecuentes en el litoral, en el norte se encuentra el campo de dunas de El Jable y las playas de Corralejo. La costa occidental del Macizo de Betancuria está salpicada de franjas arenosas y abundantes playas fósiles, la más extensa es el Jable de Vigocho. Pero donde la impronta de los arenales es más notoria, es en Jandía. Las arenas cubren todo el itstmo y se prolongan por la costa de las dos vertientes de la península formando dos grandes playas, la de Barlovento y la de Sotavento. En conjunto, el litoral de la Isla cuenta con 159 kilómetros de costa baja, mientras que el litoral con acantilado de más de 20 metros llega casi al centenar de kilómetros.

• Depósitos marinos (playas levantadas). En los últimos 4 millones de años, en tres ocasiones se producen depósitos marinos relacionados con la entrada del mar hacia tierra adentro. Las playas levantadas correspondientes a los dos primeros episodios contienen fósiles de faunas de invertebrados de aguas cálidas, mientras que en el último, se ha encontrado fauna similar a la que actualmente habita en el medio marino canario. A estos depósitos se les superpusieron formaciones dunares (Fig. 27, 28, 29 y 30) con aluviones y paleosuelos intercalados que han quedado parcialmente cubiertas por lavas basálticas.











































































































































Un depósito curioso, al margen de os que he citado son los depósitos de Caliche que cubren una buena parte de la isla y que he recorrido en las excursiones alrededor de donde resido, en Castillo-Caleta de Fuste. 

Las coladas se encuentran recubiertas por una capa de carbonato cálcico conocida como caliche. Este carbonato cálcico que pigmenta de color claro la parte más externa de las rocas volcánicas procede de la disolución de las arenas calcáreas de origen marino. Estas arenas en el pasado cubrieron esta parte de la Isla, como en la actualidad lo hacen los jables. La disolución de estas arenas formadas por fragmentos de conchas y caparazones de organismos marinos produjo que sus componentes se fijaran a las rocas subyacentes formando los encostramientos de carbonato cálcico o caliche. Su depósito se originó, quizá, tras un último periodo pluvial, una gran aridez, quizás en relación con el inicio de la primera glaciación pleistocena, que se instaló por esta zona del planeta. En Fuerteventura, las aguas del subsuelo ascendieron y se evaporaron, dejando en la superficie de las arenas que cubrían casi toda la isla, una costra calcárea o caliche (localmente tosca blanca), cuyo carbonato procede de los restos marinos. La costra es muy gruesa (algunos metros), allí donde las arenas tenían más espesor y descansa directamente sobre los materiales básales y los basálticos, entre cuyas grietas frecuentemente se introduce, donde las arenas los cubrían en delgada cobertera. La tosca blanca ha sido materia prima para la obtención de cal, lo que se hacía en los conocidos hornos diseminados por la geografía de la isla, sobre todo en el siglo XIX en que se exportaba a otras islas. 

En la zona de la Caleta de Fuste, a unos 80 o 100 metros de altitud, hay una serie de construcciones, hoy abandonadas, conocidas como los Corrales de Miraflores. Parece ser que su origen es un antiguo poblamiento de los primitivos pobladores de la isla, luego seguramente aprovechado por pastores. En su entorno aparece una gran cantidad de conchas marinas, fruto de la alimentación de quienes vivían en este entorno y buscarían parte de su sustento en el cercano mar.































































































































































































































































Me queda por recorrer la mayor parte de la Isla, que iré haciendo en próximas visitas, por ejemplo una zona que me indica un amigo, y que pasé muy cerca pero desconocía, http://es.enjoyfuerteventura.net/barranco-encantados/, o toda la zona sur de la isla y el Macizo de Betancuria.

Fuerteventura, los volcanes del viento (II)

En esta visita a Fuerteventura he recorrido tres zonas, la norte y noreste, la costa oeste en Ajuy y una pequeña visita a la costa SE en Pozo Negro, además de los pateos diarios por los caliches que rodean la zona donde resido, en Castillo-Caleta de Fuste.

El recorrido N-NE lo hice desde Castillo-Caleta de Fuste pasando por Puerto del Rosario y comenzando por la espectacular llanura de dunas de Corralejo que ocupan una buena parte del sector noreste de la isla, para seguir de Corralejo a El Cotillo y regresar a Puerto del Rosario por La Oliva.






Dividiendo las zonas geológicas por sus entornos más visibles podemos indicar:

Volcanes en el entorno de Corralejo:

Hace unos 135.000 se produce una intensa actividad volcánica en el extremo norte de la isla de Fuerteventura. Una serie de centros de emisión de material volcánico ampliaron la superficie de la Isla hacia el norte en 112 km2 y formaron la Isla de Lobos. En algo más de 4,5 km se presentan 7 centros de emisión, con una altura entre 200 y 270 metros, que forman los volcanes de Bayuyo y Mascona. En el extremo de la alineación se presenta la Caldera de Lobos. En los 10 km aproximadamente que existen entre La Caldera de Lobos y Montaña Colorada la cadena de volcanes tiene una clara alineación con dirección noreste - suroeste. Un poco más al norte, los volcanes de Montaña de la Mancha y Montaña de Lomo Blanco, también presentan esta misma disposición. Se trata de la alineación de conos volcánicos más clara y definida de la isla de Fuerteventura y refleja la existencia de fracturas o líneas de debilidad de la Corteza por las que el ascenso de magma se produce más fácilmente.





Las dunas quemadas

Hace más de 135.000 años una playa se extendía por la zona norte de Fuerteventura en la línea que une Cotillo-Lajares-Huriame. En ese momento, la arena depositada en su orilla era trasportaba por el viento hacia el interior de la isla formando jables como el de Lajares, Rosa Negra o los depósitos arenosos de Huriame. La erupción de los volcanes de Mascona y Bayuyo, hace unos 135.000 años, desplaza la línea de costa de la Isla más hacia el norte dejando estos depósitos arenosos sin conexión con el mar. Los materiales enviados por el volcán a la atmósfera en su actividad explosiva (piroclastos) fueron arrastrados entre 2 y 3 kilómetros hacia el sur por un viento de componente norte, semejante al actual. Este material volcánico se depositó y cubrió las dunas, especialmente en la zona de El Quemado.

La posterior acción erosiva del agua y del viento ha dejado al descubierto estos depósitos en los que se observa una capa oscura de material volcánico sobre un depósito claro formado por un antiguo campo de dunas (jable). El Quemado es el único lugar de Canarias dónde puede observarse esta superposición de material volcánico arrastrado por el viento con material arenoso de origen marino también arrastrado y depositado por el viento.





La montaña de arena

Entre Lajares y La Oliva, el cono de piroclastos basálticos de la Montaña de la Arena preside el paisaje de esta parte norte de la Isla. Los piroclastos que forman el cono, lapilli o picón, escorias, bombas volcánicas y bloques, se encuentran finamente estratificados. Las dimensiones del mismo son sobresalientes en este tipo de edificio volcánico en Fuerteventura: 840 a 700 metros de diámetro de la base, y unos 120 metros de altura. En su cúspide aparece un cráter circular de unos 120 metros de altura que se comunica con otro cono lateral de menor dimensión y un salidero de lava en la parte inferior del flanco nororiental.

Alrededor del cono aparece un amplio malpaís de coladas escoriáceas de tipo “aa” y en menor medida, de coladas cordadas ampliamente cubiertas por líquenes de variados colores. El carácter lajeado de estas coladas cordadas en el extremo norte del malpaís da nombre al pueblo de Lajares. En diversos puntos del malpaís se pueden encontrar algunos tubos volcánicos gracias a la presencia de numerosos “jameos”. Las coladas partieron de fisuras radiales desde la base del cono y también desde el lado occidental del cráter principal a lo largo de varios canales de lava. Las coladas del malpaís cubren en sus extremos arenas eólicas y depósitos de caliche de color blanco lo que confiere al paisaje un fuerte contraste entre el blanco de estos mencionados depósitos y el negro de la lava.




La montaña de Tindaya

Siguiendo la carretera en dirección a Puerto del Rosario, se observa esta pirámide de piedra que destaca sobre los llanos de Esquinzo. En realidad se trata de un pitón de composición cuarzo-traquítica que formó un domo, es decir, una acumulación de lava muy viscosa, relacionada con una erupción acaecida hace unos 18,7 millones de años en los primeros momentos de formación del gran edificio escudo de Tetir. Su presencia se debe a un típico fenómeno de erosión diferencial: las rocas basálticas que formaban parte del edificio escudo desaparecieron como consecuencia de la intensa erosión sufrida a lo largo de millones de años, sin embargo, la resistente roca cuarzo-traquítica resistió los embates erosivos y terminó destacando en la amplia llanura.

La base de la pirámide rocosa se encuentra salpicada de pequeñas canteras de extracción de roca, hoy inactivas. Merece la pena acercarse a alguna de ellas para apreciar mejor la belleza de la misma. Lo primero que nos llama la atención es la presencia de “lajas” o “escamas”, separadas por planos curvos, por lo general paralelos a la superficie del pitón. Este curioso lajeado se debe, tanto a la disminución de volumen o retracción experimentado por la roca en su enfriamiento al consolidarse desde la lava en momentos posteriores a la erupción volcánica, como al efecto de la descompresión sufrida por la roca debida a la descarga continúa de las masas de rocas más superficiales por el efecto de la erosión. La roca extraída de las canteras, con alto valor ornamental, tiene un típico color rosado y se encuentra adornada por formas acintadas y concéntricas de tonos rojos, ocres y negros. Estas curiosas formas se denominan anillos o círculos de Liesegang. Su formación se debe a fenómenos de difusión de ciertos elementos químicos, hierro y manganeso principalmente, desde nódulos que se encuentran dispersos en la roca ricos en estos elementos. Son como los “cercos” que se forman en una cortina llena de polvo que hubiéramos sumergido en agua y luego secada. Este fenómeno de difusión está íntimamente ligado a fenómenos de meteorización de la roca y las estructuras desaparecen a algunos metros de profundidad donde la roca no se ve afectada por este proceso de meteorización. En León tenemos unos magníficos ejemplos de estos anillos en las Cuarcitas de la Presa de Barrios de Luna.

En la parte alta de la montaña aparece un importante yacimiento de grabados fundamentalmente de podomorfos realizados por los antiguos habitantes de la Isla, los Majos, que consideraban la montaña como un elemento mágico.





La costa SE:

Pozo Negro

Las coladas emitidas por los volcanes tienden a discurrir hacia los lugares de menor pendiente aprovechando las redes de drenaje creadas por el agua en el relieve anterior a la erupción. Ese fue el recorrido de las coladas emitidas por los centros volcánicos de La Laguna y Liria, situados en las inmediaciones de Tuineje, que discurrieron cubriendo el fondo del valle de Pozo Negro hasta alcanzar el mar. El color oscuro y el aspecto rugoso de las coladas recientes de algo más de 100.000 años de edad contrasta con el material más claro de las laderas circundantes en las que afloran rocas que tienen una edad superior a los 13 millones de años. Ambos materiales son coladas basálticas, las más antiguas están recubiertas por suelos ricos en carbonato cálcico lo que le confiere un color más claro, en cambio las coladas más recientes no han tenido tiempo para que se formen suelos que cubran el color oscuro de los basaltos. El valle de Pozo Negro está excavado por el agua en el edificio escudo Central o de Gran Tarajal formado en el largo periodo de tiempo comprendido entre 22 y 13 millones de años. Tras millones de años de actividad erosiva, hace más de 100.000 años las erupciones de los volcanes de La Laguna y Liria formaron el Malpaís Grande y parte de esa lava emitida discurrió por el fondo del valle hasta alcanzar el mar. Un nuevo barranco se ha abierto al norte de la colada y, en la parte más cercana al mar, la colada ha sido cubierta por arenas calcáreas de origen marino. Pozo Negro es el único valle de Fuerteventura y de Canarias cuyo fondo está totalmente cubierto por coladas volcánicas recientes, poco alteradas y bien conservadas.




La costa Oeste

Las Peñitas, el Yosemite majorero

Cuando el magma alcanza la superficie de la Tierra da lugar a erupciones volcánicas en las que se forman diversos tipos de rocas volcánicas, como basaltos, muy frecuentes en la Isla, o traquitas, con una distribución más limitada. Sin embargo, cuando el magma se enfría en el interior de los edificios volcánicos, a varios miles de metros de profundidad, se forman plutones constituidos por rocas plutónicas, formadas por un agregado de cristales visibles a simple vista y, generalmente, más densas. Este es el caso las sienitas que forman el plutón de Las Peñitas que han quedado al descubierto por la erosión del edificio volcánico que las cubría. En Fuerteventura las sienitas de Las Peñitas forman una estructura geológica que contrasta fuertemente con el paisaje circundante. La morfología externa de estas sienitas está caracterizada por la presencia de grandes “lajas” o “escamas” más propia de macizos graníticos como los de la Pedriza de Manzanares en Madrid o el Yosemite en California y hacen de este afloramiento una rareza en las Islas Canarias. El anillo de sienitas está cortado y erosionado por el barranco de Vega de Río Palmas dando lugar a un estrecho desfiladero conocido como el Malpaso. La intrusión sienítica de Las Peñitas es volumétricamente la más importante de toda la serie de intrusiones de carácter sienítico-traquítico que constituyen el conjunto circular de Vega de Río Palmas. Tiene una disposición semicircular marcada, mostrando un espesor máximo de unos 800 metros en el extremo norte, adelgazándose progresivamente hacia el sur (unos 400 m).
Los escaladores aprovechamos esta roca magnífica.


































Atalayeja de la vieja, la montaña del pezón

La Atalayeja de la Vieja es un relieve que destaca por su peculiar morfología (dice mi amigo Alfredo que parece un pezón) que responde a su naturaleza geológica diferenciada. La cima corresponde a un resto de una colada basáltica procedente de la erupción del Morro Valdés, cuyo punto de emisión se situó en las proximidades de Betancuria, acaecida entre hace 5 y 4 millones de años. Esta colada reposa sobre unos conglomerados que contienen grandes bloques redondeados de gabros y diques del Complejo Basal suprayacente. En este sector, el Complejo Basal está constituido por las piroxenitas y los gabros del plutón de Pájara que producen un fuerte metamorfismo de contacto sobre las rocas encajantes, dando lugar a la aparición de anatexitas. Todo este conjunto de rocas plutónicas y metamórficas está profusamente atravesado por diques basálticos (coloración más oscura) y traquíticos (coloración clara). Y ahora, ¿dónde está el volcán?. Ya apenas quedan restos de las coladas basálticas que procedentes de la erupción del Morro Valdés, punto eruptivo situado en las proximidades de Betancuria, cubrieron los profundos barrancos y las lomas que aparecían en todo este sector occidental de la Isla hace unos 4.5 millones de años. Estas mismas coladas son hoy visibles en la costa, en el entorno del Puerto de la Peña. En esta zona, los flujos lávicos descansan sobre una antigua playa, hoy levantada, y llegan a formar espectaculares lavas almohadilladas e hialoclastitas.









Ajuy, el origen de la isla

En la margen derecha de la desembocadura del barranco de Ajuy, en el Puerto de la Peña, nos sorprende la presencia de unas rocas que presentan un fuerte bandeado casi vertical. Se trata de lutitas, limolitas y areniscas en capas alternantes que representan los sedimentos depositados en el fondo del océano hace unos 170 millones de años. Estos estratos se encuentran hoy trastocados desde su posición horizontal en el fondo del océano y se presentan en planos casi verticales volcados desde su posición original. Estos materiales están afectados por una densa red de fracturas y por abundantes fallas de desplazamiento centimétrico a decimétrico. Toda esta unidad se halla atravesada por diques basálticos y traquíticos, estos últimos más tardíos.

Sobre estos sedimentos se puede observar una rasa marina que se encuentra a unos 14 metros por encima del nivel del mar actual. Sobre la rasa descansa unos depósitos conglomeráticos originados en una playa hace unos 4.8 millones de años. Hacia tierra adentro se observa una colada basáltica procedente de la erupción del volcán de Morro Valdés situado en las inmediaciones de Betancuria. Sus coladas recorrieron 9 km hasta alcanzar la costa en las proximidades de la línea actual de playa y presentan en su frente numerosas lavas almohadilladas e hialoclastitas formadas cuando la colada penetró en el mar sobre la antigua playa de arena y callaos. La playa continuó formándose tras la irrupción de la colada ya que en los cantos de la misma se distinguen algunos de composición basáltica erosionados de la propia colada.

Por encima de la antigua playa y remontando la propia colada aparecen niveles de paleodunas de arenas calcáreas de origen marino formadas por fragmentos de esqueletos de organismos marinos alternantes con sedimentos aluviales (conglomerados y gravas). Los sedimentos aluviales proceden del interior de la Isla y fueron depositadas por efímeros cursos de agua; en cambio las arenas de las paleodunas proceden de los depósitos arenosos marinos dejados al descubierto cuando el mar se retiró dejando inactiva la antigua playa y fueron depositadas por el viento.

La posición de la antigua playa, elevada actualmente 14 metros por encima del nivel del mar actual, nos indica que el nivel del mar ha descendido en los últimos millones de años, o que la Isla se ha levantado, o que ambos procesos han actuado simultáneamente. A pocos metros al sur de Ajuy se encuentra la Playa de los Muertos donde podemos observar las rocas volcánicas que forman parte de la capa 2 de la Corteza oceánica en este sector del Atlántico. Se trata de una serie de lavas almohadilladas basálticas que se encuentran muy deformados. Estas rocas se formaron hace unos 180 millones de años en la dorsal centroatlántica cuando el océano Atlántico empezó a abrirse y América del Sur y Africa se encontraban mucho más cercanas. Se trata de las rocas más antiguas que aparecen aflorantes en superficie en las Islas Canarias. Sedimentos del fondo oceánico y lavas almohadilladas de la Corteza oceánica fueron levantados por gigantescos movimientos de rocas hasta aparecer hoy día por encima del nivel del mar.



                                               





Fuerteventura, los volcanes del viento (I)


Después de toda una vida donde los únicos volcanes que conocí fueron los de Busdongo, Getino o Verdiago y la capa de cenizas volcánicas convertidas en caolín de Barrios de Luna, las islas Canarias me han dado volcanes “pá jartarme”. Conocida más o menos bien la Gran Canaria, me toca esta vez recorrer Fuerteventura. Como soy un peñazo, os presento una síntesis de la geología majorera y en otro capítulo el recorrido que hice por la isla. La mayor parte la he sacado de este documento, muy didáctico http://visitfuerteventura.es/wp/wp-content/uploads/Inventario_Volcanes_web.pdf

La geología de Fuerteventura: Tiene una importancia de alto nivel, entre otros aspectos por los siguientes puntos:

· Es la isla más antigua del Archipiélago Canario. No es frecuente encontrar islas volcánicas tan antiguas a nivel mundial. En las islas Hawai permanecen emergidas aquellas islas con menos de 6 millones de años de antigüedad y Fuerteventura se encuentra emergida desde hace unos 22 millones de años. 
· Se pueden encontrar las rocas más antiguas del Archipiélago Canario. Las lavas almohadilladas de la Corteza oceánica tienen una edad de unos 180 millones de años y los sedimentos oceánicos, que forman también parte de la Corteza oceánica, situados en la costa occidental de la Isla, tienen una edad entre 174 y 84 millones de años y se formaron poco después de la separación de África y América, cuando el océano Atlántico era mucho más estrecho.
· La última erupción volcánica de Fuerteventura se produjo hace más de 10.000 años y, seguramente, corresponde a la que formó el Volcán de la Arena en La Oliva.
· En islas oceánicas, sólo en Fuerteventura, junto a algunas Islas de Cabo Verde, es posible encontrar carbonatitas; extrañas rocas ígneas constituidas principalmente por carbonatos, en el caso de Fuerteventura, calcita, formadas por la cristalización de magmas silicatados con alto contenido en CO2.
· Aunque en todas las islas oceánicas los grandes deslizamientos gravitacionales han sido un fenómeno frecuente, en Fuerteventura la magnitud de los mismos ha sido sobresaliente y en la Isla afloran extensamente los materiales formados por las avalanchas rocosas producto de los deslizamientos.
· Las deformaciones tectónicas en islas oceánicas, sobre todo, en contexto de intraplaca, son poco frecuentes, sin embargo, en Fuerteventura están extensamente presentes grandes fallas y zonas de cizalla, algunas de ellas de gran importancia, producidas por la alta concentración de esfuerzos tectónicos en este sector de la placa africana, que han sido las responsables de importantes movimientos de grandes masas de roca que han producido levantamientos insulares diferenciales, entre otros, la elevación y basculamiento de la Corteza oceánica.
· En Fuerteventura contamos con un rico y completo registro geológico de los últimos 100.000 años, en forma de campos de dunas y paleosuelos, cuyo estudio proporciona un importante conocimiento de la evolución climática más reciente en este entorno del océano Atlántico.
· En islas oceánicas de origen volcánico, el registro fósil no suele ser muy rico y variado, sin embargo, en Fuerteventura, dada su prolongada historia geológica, podemos encontrar fósiles y microfósiles de organismos en el Jurásico y el Cretácico (foraminíferos y ammonites); corales, bivalvos, foraminíferos del Oligoceno, Mioceno, Plioceno y Cuaternario; y una rica muestra de gasterópodos terrestres del Cuaternario.
· Existen pocas islas oceánicas en el mundo en las que se pueda encontrar un registro rocoso relacionado con las diferentes etapas de crecimiento insular (Corteza oceánica, edificio volcánico submarino, emersión de la Isla y sucesivos edificios volcánicos subaéreos) tan completo como el que podemos estudiar en las rocas aflorantes de la isla de Fuerteventura.

La isla de Fuerteventura se localiza en la parte oriental del Archipiélago Canario, a unos 100 km de la costa del continente africano y se levanta más de 3.000 m por encima del fondo oceánico del océano Atlántico. La Isla se alarga más de 100 km en la dirección NNE-SSO y, con una superficie de 1.662 km2, incluida la Isla de Lobos, es la segunda isla en extensión del Archipiélago Canario. Frente a este notable tamaño, su cota máxima no alcanza los 1.000 metros (Pico de la Zarza, 807 m), siendo exigua la superficie situada por encima de los 600 m. Es posible distinguir en Fuerteventura cinco comarcas fisiográficas claramente diferenciadas



1. El Norte. Abarca los espacios situados al norte de la línea constituida por el barranco de Tebeto, La Oliva y Montaña Escanfraga. Se trata de un área con escasos desniveles y con una altitud que, salvo algunos puntos concretos (Montaña de Tindaya y Montaña de la Arena), no supera los 200 m. Esta parte de la Isla está constituida fundamentalmente por pequeños conos de escorias y malpaíses, producidos en erupciones recientes.

2. El Valle Central o Llanura Central. Al sur de Montaña Quemada se abre la llanura interior, que es una de las regiones fisiográficas más características de la Isla. Esta llanura aparece alterada por la presencia de pequeños tableros alargados de una veintena de metros de altura y algunas montañas que se levantan un centenar de metros sobre el relieve circundante, como Montaña Gairía. Hacia el sur, el Valle Central se estrecha progresivamente hasta desaparecer en el Valle del Tarajal de Sancho. Esta llanura central constituye un bloque hundido con respecto al sector más occidental, y su origen ha estado condicionado por la actividad tectónica.

3. Los Valles y Cuchillos orientales. Esta unidad se localiza desde Montaña Escanfraga, al norte, hasta el Istmo de Jandía, al sur. La característica esencial es la presencia de un relieve que se estructura en valles, la mayoría sin cabeceras bien desarrolladas, con vertientes cóncavas y fondo plano. Los interfluvios están constituidos por cordales que normalmente superan los 400 m (cuchillos). Estos cuchillos representan los restos de los edificios volcánicos en escudo que se formaron tras emerger la Isla.

4. El Macizo de Betancuria. Este macizo se localiza desde el curso medio del barranco de Los Molinos, al norte, hasta el margen occidental del barranco de Chilegua. El contacto con la Llanura Central es bastante brusco, sobre todo entre Antigua y Tuineje. Este macizo presenta, como rasgos diferenciales, acusados desniveles y una notable compartimentación del relieve. En este sector afloran los materiales del Complejo Basal.

5. La Península de Jandía. Separada del resto de la Isla por el Istmo de la Pared, presenta dos vertientes claramente diferentes. La vertiente de Barlovento presenta un talud cóncavo y un escarpe donde se alcanzan las mayores cotas de la Isla (Pico de la Zarza, 807 m). La vertiente de sotavento se caracteriza por la presencia de una red de barrancos estrechos y cortos, en disposición casi radial que parten del escarpe. Desde Morro Jable hacia el oeste, los barrancos terminan en una planicie costera, levantada unos 10 metros sobre el nivel del mar. Algunos sectores como el Istmo de Jandía o el Jable de Salinas, se caracterizan por la presencia de formaciones dunares de arenas organógenas movilizadas por el viento, y sobre las que se han producido importantes encostramientos.

El nacimiento y emersión de la isla de Fuerteventura y su posterior evolución se ha llevado a cabo, de forma similar a como ocurre en las otras islas, según dos ciclos fundamentales: crecimiento submarino y subaéreo, que han dado lugar a la formación de diversas rocas representadas en la Isla por cuatro grandes formaciones litológicas A. El Complejo Basal. B. Los restos de los grandes edificios volcánicos de tipo escudo. C. Los restos de los edificios volcánicos del Plioceno y el Cuaternario (con una antigüedad inferior a los 5 millones de años). D. Los sedimentos recientes del Plioceno y el Cuaternario.



A. El Complejo Basal En la isla de Fuerteventura aflora fundamentalmente en el sector occidental, en el Macizo de Betancuria. Está esencialmente representado por un conjunto de materiales volcánicos submarinos apoyados sobre un fragmento de Corteza oceánica, que se encuentran intruidos por una secuencia de cuerpos plutónicos y un importante haz de diques. Forman parte del Complejo Basal las siguientes formaciones rocosas:

La Corteza oceánica Los restos de la Corteza oceánica aparecen en dos sectores de la costa occidental de la Isla: entre la Punta de la Laja y la playa de Jarubio en la costa norte, donde se encuentra muy fracturada La secuencia se inicia con basaltos formados en la dorsal centroatlántica hace unos 184 millones de años, que representan los materiales más antiguos de la Corteza oceánica en el Atlántico Central. Sobre estas rocas volcánicas aparecen sedimentos depositados en el fondo oceánico desde hace unos 180 millones de años hasta hace unos 80 millones de años. Estos sedimentos provienen, fundamentalmente de la erosión de las rocas del vecino continente africano.

Sobre los sedimentos de la Corteza oceánica aparece un conjunto de rocas basálticas y fonolíticas submarinas que forman lavas almohadilladas, brechas de fragmentos de almohadillas, areniscas y limolitas volcánicas, que representan el edificio submarino cuya emersión dio lugar a la isla de Fuerteventura. Este volcán submarino se formó en un periodo comprendido entre los 30 y los 23 millones de años.

Las rocas volcánicas y sedimentarias que se formaron en el proceso de emersión de la isla (el Grupo Volcánico de Transición) Sobre las rocas volcánicas submarinas aparecen un conjunto de materiales rocosos que representan la emersión de la Isla ocurrida hace unos 23 millones de años.