Conocemos poco de lo terrible. Nos queda por descubrir mucho de lo hermoso. Naveguemos hasta llegar al límite. (Thomas M. Disch)
Semana Santa sin Valdeón
Hace años, tenía la buena y sana costumbre de pasar la semana santa en el valle de Valdeón. Todos los años con unos o con otros para allá me iba. Normalmente vivaqueábamos en el pórtico de la iglesia o en las majadas de Corona y pocas veces nos dejaba hacer montaña de verdad. ¡Siempre hacía malo! y poco más que recorrer el Cares y sus canales he podido hacer en semana santa.
Hoy, con el final de esta semana santa me acuerdo de mi amigo Isidoro, pero es por pura envidia. Lleva ya muchos meses desterrado o, mejor, acogido en el valle de Valdeón y me muero de envidia. De sana envidia, pero envidia al fin. Y es que soy un pecador... (¿que pecado capital es que ya no me acuerdo?)
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