No se si vosotros recordáis cual fue vuestra primera escalada. Yo
llevo un “cuaderno de bitácora” desde el primer día que salí al monte con
afanes montañeros. Empecé haciendo montaña en el colegio, de la mano,
fundamentalmente, de un profesor, Ramón Lozano “el masca” y había subido entre
1968 y 1970 el Pico Yordas, Salguerón, Cueto Negro o Peñacorada, pero el gran
salto lo doy en 1971, cuando participo en la creación del Club Alpino Leonés y
comienzo a escalar y subir montañas con los compañeros del Alpino. La primera
vez que me ato a una cuerda lo hago en las Hoces de Vegacervera, en agosto de
1970, en compañía de Ramón Oblanca “Ramonín” y Fito Pérez “Cojoncio”, pero no
fue puramente una escalada. La idea era que aprendiera a rappelar, y me suben
por la chimenea que hay sobre la canal a la derecha de donde hoy están
“Cagaleras descompuestas” y Dragón rojo”, a la derecha de “Torio’s Wall”.
Hicimos dos o tres largos por la chimenea y para abajo. Yo no tenía ni idea de
rappelar, y con unas breves explicaciones, me colocan la cuerda para rappelar
en estilo Dulfer y, con los pies uno a cada lado de la chimenea, por fuera, fui
bajando, con más miedo que vergüenza, por supuesto sin asegurar (no se llevaba
de entonces, cada uno era autónomo). El estilo Dulfer (algunos lo llamaron “español”),
consistía en poner la cuerda entre las piernas y, cogiéndola por detrás,
cruzarla por el pecho y espalda para que el cuerpo frene en la bajada (os pongo
alguna foto rappelando en ese estilo). Por cierto, como soy un “afrancesado”
utilizo el término rappelar con dos “p”, del original francés rappel.
En ese tiempo subí algunas cumbres como la primera al Fontún, en
febrero de 1971, mis primeros “dosmil” en las cumbres del circo Toneo-Agujas o
mi primera cima en los Picos de Europa, el Tesorero, todas ellas en 1971.
Recuerdo con especial cariño mi primera salida al monte a escalar en
cordada. Salimos de León en el tren de las 9:30 y paramos en Villamanín
Isidoro, Raúl, Miyares, Jesús “Mesias”, Marisela, Fernando Ledesma “el Poeta”
(del club Correcillas) y yo. Había mucha, mucha nieve. Vamos a Fontún y subimos
a la caseta del pastor. Allí estaban el hermano del Poeta, Gelo Ledesma y su
amigo Nani, que habían ido en el tren de las 6:10 con idea de escalar. Subimos
hacia la Pirámide y, con Isidoro, comenzamos una vía de artificial. Empieza a
nevar con tal fuerza que Isidoro se tiene que bajar y yo ni siquiera me
encuerdo. No dejó de nevar en todo el día y para León en el tren de las seis de
la tarde, que no pasó hasta las 22:30. Tras este intento frustrado, y un par de
meses dedicado a las cumbres, surgió de nuevo la posibilidad el 20 de mayo de
1971. Tren de las 6:10 de la mañana a Villamanín. Vamos Toño Lobo, Merche,
Raúl, Isidoro, Vicente Llanos “el Trenero”, Juan Monge, Fernando Marné (de
aquella era “el Dañao y luego pasó a ser “Nandotti”), Luismi “el Marciano” y
yo. Subimos a la caseta del pastor en Fontún y de allí Lobo y “Trenero” se van
a burilar en la Pirámide (no se que vía). Isidoro, Raúl, Nando y Monge se van a
burilar en la Pared de los buriles, deduzco que será la luego conocida como “La
Escuela”. Merche, “Marciano” y yo nos encordamos y hacemos una vía de un largo (III+IV-)
que llega a la terraza de Los Asturianos y que por entonces llamábamos “el paso
horizontal” y en la terraza rappel al suelo. La hicimos varias veces. Por la
tarde nos dividimos en varias cordadas para hacer la “pared de los asturianos”,
una vía de dos largos de IV. Yo me encuerdo con “Nandotti” y tras los dos
largos de Los Asturianos, seguimos otros dos largos algo más difíciles (IV+/V)
y luego reppelamos a la terraza de Los Asturianos y de allí otro rappel al
suelo. No fueron grandes escaladas, pero recuerdo con cariño estas primeras
cordadas con “Marciano”, Merche y “Nandotti”, que hoy cumplen ¡46 años!.
No tengo fotos de ese día, y las que pongo se corresponden a esa zona
y esos años de bota dura, pantalón bávaro y cuerda atada al pecho sin arnés.
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